Te entiendo, no te entiendo

Te entiendo cuando hablas, pero no te entiendo. Te entiendo cuando me hablas, pero no te comprendo. Oirte te oigo, aunque no consigo escucharte... Si y no. No y si. En fin como siempre, loco, loco, loco...

MALDICIONES

La buracracía y el papeleo es el castigo por la tecnificación, la venganza de la modernidad que nos condena a estar reducidos a ser números y expedientes. Somos códigos y chips, datos mecanizados y fríos, imágenes reducidas y ampliadas, papeles de la administración pública. Somos un censo, un número de la seguridad social, un código para Hacienda, un número extremadamente largo nos identifica... Números y papeles que lo son todo para nuestra sociedad y que a la hora de la verdad, no valen nada. Ahora, los papeles con timbre del estado, para que recuerdes el precio de la democracia.

Castigos humanos

Una de las cualidades más humanas es el castigo, la venganza. El ser humano devuelve cuando ya no puede más. Somos tan complejos, que castigamos sin querer, con impacable inquietud, sin pìedad, con ojos de asesino, con voluntad de verdugo. Levantamos la manos, ejecutamos sentencias y sabemos que es lo que hay que hacer, porque nada más natural hay para nosotros que realizar la supuesta voluntad de dios.

Midnight in París

Desde luego esta película es una de esas comedias que sólo se pueden rodar en París, ciudad escenario y protagonista. Varios Parises que convergen entre el turismo, el sueño y la noche. Entre Dalí, Picasso o Hemingway y los turistas norteamericanos del s. XXI. Entre realidad y surrealismo, pedantes y hastío. ¿Cuál es la mejor época para vivir en París? Sólo hay que descubrirlo...

Justicia poética

Da igual el tiempo que pase, los momentos de vida trancurridos, las horas perdidas en la nada, que siempre (y cuando menos lo esperas), como un zig zag intransitable, el mundo lo devuelve todo, reajusta las vidas e imparte la justicia de los ciclos vitales.

Liberaciones

Que hayas muerto y desaparecido,

que tu nombre no sea pronunciado,

que tu voz no exista,

que tus mirada se haya extinguido...

Que no estés en el espacio,

que te desdibujes en el tiempo,

que no narres historias,

que te pierdas en la bruma sin mar...

Todas esas muertes,

todas tus muertes

me han liberado.

Y tú, ¿eres libre?

Cenicienta y los zapatos

Los zapatos de princesa ya no son de cristal. Ni se rompen, ni deslumbran. Desafían a la gravedad por su altura, causada gracias a "leves plataformas" y tacones de aguja. Los proporcionan las marcas (diseñados por un hado madrino que ignora todas las recomendaciones médicas) y se obtienen con la varita mágica del siglo XXI: ¡¡¡la tarjeta de crédito!!! No están destinados sólo a la realeza y a las clases altas, ya que todos tenemos tarjeta, pero su color es el que define el poder adquisitivo y la exclusividad del modelo.

A fin de cuentas, más allá de la marca y el modelo, todas seremos víctimas de ese zapato que no pudimos evitar comprar y marcas de sangre atestiguarán, que por unos minutos, fuimos cenicientas que desgraciadamente no perdieron su zapato (lo digo por el estado del pie, no por el príncipe).

Conversaciones con Vargas Llosa...

Ayer Vargas Llosa estuvo en el aula magna de la UCM, conversando sobre su vida, su obra y la actualidad. Habló de aquel Madrid que conoció en el año 1958, cuando llegó para hacer el doctorado en facultad de Filología y los bocadillos de tortilla costaban 1 pta. Habló de su tesis y de como la había pasado a máquina pacientemente (los ordenadores nos han salvado la vida en muchos sentidos).

 También, le preguntaron sobre su forma de escribir, de crear y explicó que siempre parte de la realidad, que la necesita para asentar una novela y que eso le da seguridad. De ahí que siempre pase estancias en el espacio en el que se desarrollará el texto. Esto es lo que llamó "trabajo de campo" necesario, pues no se considera un escritor que pueda imaginar de la nada. La imaginación siempre se asienta en un mundo real.

En cuanto a las constantes en sus novelas, se centró en la fascinación ejercida por los rebeldes que no se conforman con el mundo y hacen posible por cambiarlo ya que son conscientes de que "el mundo está mal hecho". Otro tema que surgión en la entrevesta, fue el poder, el abuso de poder que siemrpe aparece de una forma u otra en su obra.

Relacionado con el proceso de esritura, afirmó que nunca ha sentido la presión del papel en blanco, que siempre encuentra algo sobre lo que escribir y que sino escribe más, es simplemente porque no tiene más tiempo.

Hasta aquí llega la crónica.

http://www.mvargasllosa.com/menubn.htm

Aceptar lo que soy

Aceptar lo que se es no es para nada conformarse y no soñar, es simplemente aceptarse a uno mismo. Querer ser lo que no se es, es simplemente fingir y mentir a los demás y lo que es peor, a uno mismo. Aceptar lo que es sin pretensiones, sin mascaradas, ni actuaciones es el principio del autonocimiento y la autocrítica. Es el origen de la felecidad de ser yo.