Porque leer es contaminarse del escrito, de su contenido y de su forma. Sentir una inquietud imparable que te atrae al abismo de lo desconocido o de lo conocido deformado por el otro. Es querer más de lo soñado por aquel que rasgó el papel, reflexionar sobre palabras que son todo y nada, alcanzar significados ocultos que no fueron esbozados con palabras.
Poseer y hacer propias historias, sentimientos, egos ajenos que traspasan el espacio y el tiempo y que permanecrán más allá, incluso, que nosotros mismos.