lunes, 25 de febrero de 2013

Te dejo


Y ahora te dejo,
abandono la vida que me has dado,
las alegrías que hay en tu mirada.
las tristezas que hemos dejado atrás.

Me voy, como siempre.
porque soy inconstante en este amor maldito,
en esta soledad compartida que no es nada. 

Te dejo de nuevo, ya sabes como soy, 
aunque te extrañe. Aunque te añore y 
me aferre a ti, a tu luz, a tus 
perfecciones.

Y así, te digo hasta luego,
esperando los futuros encuentros
que conforman las almas,
sabiendo, como siempre,
que eres lo mejor.

domingo, 17 de febrero de 2013

Te echo de menos

De vez en cuando repaso fotos de los grandes momento vividos, de esos instantes de felicidad que muestran  generalmente lo mejor que hemos hecho. Y en esos días de repaso y memoria vital, de sonrisas creadas por recuerdos inauditos, fiestas nocturnas, amigos que todavía están y otros que se perdieron en el devenir de la vida, grandes aventuras y viajes imborrables, siempre pienso que te echo de menos.

viernes, 15 de febrero de 2013

Mundos mejores

Los mundos prometidos siempre son mejores que los reales, los poseídos. Se componen de sueños y esperanzas, de ilusiones magnéticas y dudas surrealistas. Los mundos empíricos son reales y por consiguiente, tienen defectos grandes y pequeños. Presentan problemas cotidianos y una irritante presencia de prohibiciones que marchitan la vida diaria. Los mundos prometidos son ideales hasta que alcanzan la condición de empíricos.

martes, 12 de febrero de 2013

Tomar decisiones

Tomar decisiones difíciles te corta las alas, te encadena a la tierra, te hace pensar en la realidad, en lo bueno, en lo malo, en lo que quieres (si lo sabes) y entonces, eliges las esposas que tú mismo aferras a tus muñecas.

viernes, 8 de febrero de 2013

Madrileños fuera de su hábitat natural

   Los madrileños somos seres gatunos y complejos, hechos al asfalto y a doce líneas de metro que aproximan la ciudad. Cuando no sentimos la fragancia propia de la misma, nos sentimos inquietos, tal vez demasiados árboles, tal vez demasiado verde o peor, una "ciudad" sin metro o sin luz, etc. Cada vez que dejamos Madrid, descubrimos nuevas virtudes de la misma que buscamos por todas partes: un número adecuado de bares, más de una zona de marcha, zonas peatonales, esculturas al diablo, facultades decrépitas... Buscamos en el exterior todo lo que extrañamos y sin esperanzas, nos parece recordar Sol en cualquier explanada o plaza cuadrada o Gran Vía en cualquier fénix esté o no elevado. Así nos consolamos, mientras seguimos conservando oscuras y castizas costumbres que nos hacen felices en la distancia (como los churros en Pekín), o la eterna respuesta a la eterna pregunta "¿de dónde eres? de aquí, de Madrid" estés en Hong Kong, Nueva York, Tokio o Estambul. El inconsciente nos traiciona a cada instante recordándonos a donde pertenecemos. 
   Cuando un madrileño está fuera de de su hábitat, empieza a tratar con gente que aunque geográficamente es próxima, no es madrileña. Esto quiere decir que no les vas a gustar, porque eres de Madrid. Así vas descubriendo que hay personas de equipos de fútbol que no deben ser pronunciados por un madrileño, que aunque odia los callos, es madridista como todos sus amigos. Experimentas la sensación de vivir con el "enemigo", ese que ha nacido en una ciudad que no debe ser nombrada y que en Madrid muchas veces obviamos porque somos madrileños de pro. Como siempre estás en minoría, muchas veces escuchas comentarios kamicaces que van contra todos tus principios madrileños o cosas como "aunque eres de Madrid, eres simpática". 
   Pero llega el momento en el que retornas a tu hábitat y piensas que no hay ningún lugar como tu ciudad, tus autobuses, tus amigos y familia madridista, tus bares de rock, tus tapas, y te das cuenta que vives como pez fuera del mar. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Trasbordo


Hacer un trasbordo supone un tiempo de espera en un aeropuerto mientras se busca la puerta de embarque. Hacer un trasbordo en la vida es lo mismo, solo que las puertas de embarque son posibles vidas que te pueden escoger. Esas posibles vidas nos encuentran, no están bajo nuestro control, tal vez por desgracia, pero siempre es así, esperamos hasta que el destino llega y nos señala. 

domingo, 3 de febrero de 2013

No tienes que perdonarme

No tienes que perdonarme ahora que estás enfadado conmigo, porque yo no voy a perdonarte. Sé que no estoy, por motivos obvios, pero no es mi culpa, son la circunstancias. Tú no estás porque no querías, porque no soy tan importante o porque tenemos  mundos incompatibles. No me perdones, es lo mejor. Yo no quiero hacerlo, no puedo olvidar las cosas porque no puedo. Porque soy humana y de vez en cuando siento deseos de venganza que nunca llevo acabo y simplemente  no existes, actúo como si te hubiera borrado, como si nunca nos hubiésemos conocido. No me perdones por estas pequeñas cosas que todos hacemos. Porque yo no puedo perdonar que una vez existieras.