Los madrileños somos seres gatunos y complejos, hechos al asfalto y a doce líneas de metro que aproximan la ciudad. Cuando no sentimos la fragancia propia de la misma, nos sentimos inquietos, tal vez demasiados árboles, tal vez demasiado verde o peor, una "ciudad" sin metro o sin luz, etc. Cada vez que dejamos Madrid, descubrimos nuevas virtudes de la misma que buscamos por todas partes: un número adecuado de bares, más de una zona de marcha, zonas peatonales, esculturas al diablo, facultades decrépitas... Buscamos en el exterior todo lo que extrañamos y sin esperanzas, nos parece recordar Sol en cualquier explanada o plaza cuadrada o Gran Vía en cualquier fénix esté o no elevado. Así nos consolamos, mientras seguimos conservando oscuras y castizas costumbres que nos hacen felices en la distancia (como los churros en Pekín), o la eterna respuesta a la eterna pregunta "¿de dónde eres? de aquí, de Madrid" estés en Hong Kong, Nueva York, Tokio o Estambul. El inconsciente nos traiciona a cada instante recordándonos a donde pertenecemos.
Cuando un madrileño está fuera de de su hábitat, empieza a tratar con gente que aunque geográficamente es próxima, no es madrileña. Esto quiere decir que no les vas a gustar, porque eres de Madrid. Así vas descubriendo que hay personas de equipos de fútbol que no deben ser pronunciados por un madrileño, que aunque odia los callos, es madridista como todos sus amigos. Experimentas la sensación de vivir con el "enemigo", ese que ha nacido en una ciudad que no debe ser nombrada y que en Madrid muchas veces obviamos porque somos madrileños de pro. Como siempre estás en minoría, muchas veces escuchas comentarios kamicaces que van contra todos tus principios madrileños o cosas como "aunque eres de Madrid, eres simpática".
Pero llega el momento en el que retornas a tu hábitat y piensas que no hay ningún lugar como tu ciudad, tus autobuses, tus amigos y familia madridista, tus bares de rock, tus tapas, y te das cuenta que vives como pez fuera del mar.
Beautiful... Ay Madrid Madrid Madrid,/pedazo de la España en que nací/ [...] Cuando llegues a Madrid, chulona mía, / voy a hacerte Emperatriz de Lavapiés,/&y alfombrarte con claveles la Gran Vía,/y a bañarte con vinillo de Jerez.
ResponderEliminarPor la calle de Alcalá/ con la falda almidoná/ y los nardos apoyaos en la cadera/
Eliminarjajaja
A mi me caen bien los madrileños, pero es que a mi me cae bien casi todo el mundo, jejeje, besitos, madrileña mía!!!
ResponderEliminarA mí también, pero no suele ser así!!!
ResponderEliminarOlé, olé y olé.
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