viernes, 6 de mayo de 2011

Cenicienta y los zapatos

Los zapatos de princesa ya no son de cristal. Ni se rompen, ni deslumbran. Desafían a la gravedad por su altura, causada gracias a "leves plataformas" y tacones de aguja. Los proporcionan las marcas (diseñados por un hado madrino que ignora todas las recomendaciones médicas) y se obtienen con la varita mágica del siglo XXI: ¡¡¡la tarjeta de crédito!!! No están destinados sólo a la realeza y a las clases altas, ya que todos tenemos tarjeta, pero su color es el que define el poder adquisitivo y la exclusividad del modelo.
A fin de cuentas, más allá de la marca y el modelo, todas seremos víctimas de ese zapato que no pudimos evitar comprar y marcas de sangre atestiguarán, que por unos minutos, fuimos cenicientas que desgraciadamente no perdieron su zapato (lo digo por el estado del pie, no por el príncipe).

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