jueves, 17 de enero de 2013

Rascacielos y vértigo



Las gigantes urbes de cristal y acero se han convertido en una constante en mi vida que ya no puedo evitar. Me atraen de manera inconsciente mientras pienso en sus estructuras verticales que alcanzan el cielo y sus luces nocturnas que llaman a la locura y la vida.

Siempre había pensado que eran tan artificiales como modernas, guetos y subguetos estructurados a la imagen y semejanza de las soberbia del hombre del s. XX.

Sin embargo, desde que subí al Empire State no puedo olvidar la sensación irracional de casi alcanzar el cielo desde un ascensor, sin esfuerzo aparente. Ahora, me obsesionan esas inmensas torres. Mañana nos encontraremos de nuevo.

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Adelante, no seas tímido...