Mientras sueño despierta con dormir y a la hora de dormir no sueño, actúo, hablo, busco y realizo mil cosas más de las que no soy consciente, cosas que ni siquiera recuerdo... Conversaciones perdidas en el olvido, marcas que surcan la piel y no sabes de qué guerra han venido, imágenes fugaces que fueron y que se manifiestan como una sensación inquietante de encuentro y pérdida que desaparecerá en tres segundos, como la memoria de los peces.
Palabras que alguna vez leíste en un libro (¿quién era el autor?), sucesos trascendentales que estremecen tu alma, el tacto del beso borrado en los labios de la persona que ya no recuerdas y con la que te cruzas en el andén, la conversación con un transeúnte desconocido que comparte cinco horas de aeropuerto que recordarás, pese a haber olvidado a la persona (su nombre, su rostro, su voz).
Tantos fragmentos, tantos recuerdos a medias, tantas horas de vida borradas, olvidadas, fragmentadas...
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